lunes, 8 de febrero de 2016

Primera carta de la familia Vasíliev - Moscú

Sábado, 20 de Junio de 1914

Un ambiente de 19ºC y mucha tensión política, según dicen "los intereses imperialistas corren peligro", y la incertidumbre se ha colado hasta el más pequeño hogar, incluido el nuestro. Somos Viktor y Oksana, los hermanos de la familia Vasíliev.
Nada desde la revolución de 1905 y todos los problemas del gobierno ha sido igual, lo vivimos en el día a día de un día como este.
Salimos de nuestra casa en Tikhvinskaya (nº17 1º C), Viktor se dirige a su trabajo con nuestro padre Dmitriy por Minaevskiy Pereulok, mientras, yo escribo y voy a hacer la compra. Trabajan ambos como obreros, es un trabajo duro y en mi opinión mal remunerado.
En el mercado se habla siempre de lo mismo desde hace mucho tiempo, que si a Francia se le debe la financiación del transiberiano (el cual nos ha ayudado muchísimo con la industrialización), que  si desde que formamos parte de la triple entente somos más fuertes y no hay que tener miedo a atacar, que si el conflicto con Austria-Hungría por la cuestión de los Balcanes y la oportunidad que nos genera la crisis de oriente, que si los nuevos territorios independientes (Grecia, Serbia, Bulgaria, y Rumanía), que si la reciente Liga Balcánica (aunque ya tenía dos años), como no la guerra entre Bulgaria y Serbia, y todas esas cuestiones políticas de las que gracias a la radio, uno de nuestros objetos más preciados, nos enteramos.
Al menos este es un mercado de alimentos y no de armas, ese sí que está ahora mismo a rebosar. Lo que es indudable es el entusiasmo nacionalista y los buenos ojos con los que todo el mundo ve, o vemos, la guerra... ¿Será así en verdad?
Nuestra madre Raisa se encuentra en casa enferma de tuberculosis, y cuando me dispongo a preparar la comida de siempre (tenemos una dieta principalmente basada en cereales, patata, algo de pescado y agua o cerveza) me dice que no permita que la guerra destruya nuestra familia, a toda nuestra familia. Tras una larga conversación acabo descubriendo que no estamos solos en Moscú como creía. Berlín, Francia, Londres, Nueva York... ¡Somos una familia extendida por el mundo! y no teníamos ni idea.
Nada más enterarnos todos del secreto que guardaba nuestra madre hemos decidido escribiros.

La familia Vasíliev. 


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