viernes, 19 de febrero de 2016

Hola Nico, soy yo, Bernardo, tu tío, ¿Qué tal estáis todos? Espero que bien. Os escribo para contaros que tal me va todo por aquí. Al fin me he juntado con unos dólares y he podido mandaros esta carta que espero que recibáis con mucha ilusión. Ya se cumplen 5 meses desde que llegué, y es todo muy diferente de lo que pensé en un primer momento. Al llegar a la Isla de Ellis nos dividieron por grupos según nuestra nacionalidad y a los italianos nos montaron en un barco que nos llevó a través del Río Hudson hasta Little Italy, donde nos juntamos con mucha más gente de nuestra gran Italia. Aquí me siento como en casa, todos son muy amables en el barrio, pero no puedo fiarme de la gente de fuera. No hace ni dos semanas que he conseguido arrendar un piso en el centro del barrio. Hasta ahora vivía en el trabajo, aquí me dedico a reparar coches, el salario no es muy alto pero lo suficiente como para poder comer todos los días. Mi jefe Del Piero se ha convertido en un gran amigo para mi. Juntos estamos pensando en iniciar un nuevo negocio porque esto de la reparación de vehículos no es ilusionante. Tanto él como yo estamos haciendo un esfuerzo para poder hacernos con suficiente dinero como para empezar nuestra nueva idea, pero para esto te necesito a ti Nico. Te conozco como si fueras mi hijo, desde que tu padre murió te has vuelto muy fuerte y creo que eres la persona ideal para hacer este trabajo.

Dejando a parte los negocios, he encontrado en Nueva York una ciudad llena de alegría y de gente de diferentes nacionalidades, las cuales permiten aumentar mi enriquecimiento cultural. Todavía me cuesta orientarme por el inmenso barrio, los edificios son los más altos que he visto nunca, pero creo que poco a poco voy a hacer de esta mi ciudad. Me ha sorprendido el desarrollo tecnológico y cosas como el tranvía, el cual nunca imaginé que pudiera siquiera existir.

Los periódicos de aquí informan a diario sobre conflictos en Europa, lo cual me ha preocupado, y es en parte por ello por lo que os escribo esta carta. La gente no inspira ambiente de preocupación, ya que no sienten que estos conflictos lleguen a afectarles, pero yo, que he vivido en la vieja Europa, sé lo que son las guerras, y comento con mis vecinos y paisanos la situación, ya que son los que mejor me pueden llegar a entender.

Espero que la guerra no vaya a más y que consideres mi proposición. Podemos llegar a ser grandes socios.

Un saludo para toda la familia.

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