Por fin, tras esta larga angustia en la que nos hemos visto sumidos junto al resto de Europa ha terminado. Hace un año que llegó el telegrama de la muerte de mi marido Pierre y un dolor muy agudo se me incrustó en el pecho, pero al menos mi hijo Jordi sigue vivo. Todo lo que tuvieron que pasar en aquellas trincheras fue inhumano, y más aún estando lejos el uno del otro, pero desgarrándose por la paz y la gloria de Francia.
Toda esta agonía alrededor del Marne se comenzó a disipar tras el anuncio del presidente Wilson de su entrada en la Guerra, justo en el momento en el que el ejército ruso comenzaba a diluirse. Más tarde, también en 1917, el último de los zares cayó y Rusia se retiró de la Guerra tras el Tratado de paz de Bres-Litovsk.
Ya una vez con el apoyo de los norteamericanos todo se encarriló hacia la victoria aliada. Durante el primer semestre del 1918, Alemania comenzó a retroceder terreno, y sus aliados centrales terminaron la Guerra firmando armisticios. Finalmente, tras la abdicación del hombre culpable de toda esta situación, el kaiser Guillermo II, y la proclamación de la República de Weimar, Alemania terminó con la barbarie que ellos mismos quisieron provocar firmando el armisticio el mes pasado, el 11 de noviembre de 1918.
Espero que, juntándonos y apoyándonos mutuamente, nuestras familias puedan seguir adelante y superar la muerte de nuestros seres queridos.
París,4 de enero de 1919
París aún no se ha recuperado de las heridas morales que le ha producido la Guerra, y nuestro barrio no rebosa el aire a inversión y circulación de dinero que le caracterizaba en 1914.
Para aumentar todo este dolor, hoy entierran a mi marido en el Cementerio de La Targette. La única noticia positiva es que mi hijo ha vuelto para enterrar a su padre, y afortunadamente sin ningún rasguño.
Os deseo a todos que salgamos de esta penuria pronto y unidos, y que superemos este mal trago producido por la Guerra.
Atentamente, Elisabeth Marie
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