martes, 16 de febrero de 2016

3 º CARTA. DE 1917 AL FINAL DE LA GUERRA

Os mandamos nuevas noticias desde este desolador Berlín. Nosotros estamos los tres relativamente bien pero desde que madre murió, nada es lo mismo. A veces pensamos que la situación va mejorando pero es por seguir teniendo un poquito de esperanza… Las calles siguen apagadas, tristes, y la comida va escaseando a medida que pasan los días. Gracias a Dios nuestra familia fue precavida y ha guardado víveres para aguantar unos tres o cuatro meses. Aquí nada es lo que parece, unos días sacan los tanques a la calle y al día siguiente lo ven todo del color de rosas…En cuanto a la situación militar ha cambiado el rumbo de la guerra: la intervención de los Estados Unidos y la revolución Rusa ha hecho tomar el poder a los bolcheviques, Wilson ha decidido intervenir ya que la guerra submarina alemana le ha perjudicado mucho en sus exportaciones. El presidente de Estados Unidos ha anunciado al Congreso que quiere intervenir, pero esto supone una ventaja para los aliados ya que el ejército ruso se desmorona por momentos. En el otro lado del mundo Rusia es partidaria de la paz por separado y los bolcheviques han tomado el poder en parte gracias al tratado de Brest-Litovsk con el que supuestamente se pone fin a la guerra en oriente. Con este acuerdo las divisiones alemanas se han trasladado de este a oeste, y mandaron grandes ofensivas. Los aliados han tenido que hacer un contraataque gracias a la llegada masiva de tropas y los carros que protegían la infantería. Al fin, los aliados han recuperado todo el terreno perdido mientras nuestras tropas se repliegan. Pero el asunto no acaba aquí, nuestro país, junto con el resto de aliados, ha derrotado a Bulgaria, Turquía y Austria-Hungría y como consecuencia de ello ha firmado el armisticio con ellos. Estamos teniendo graves problemas internos producidos por la grave fase de recesión económica que estamos atravesando, las derrotas en los frentes y los problemas sociales. Esto nos está haciendo cada vez más débiles, cada vez tenemos menos fuerzas para luchar contra los enemigos de nuestro gobierno. Esto está acabando con la hegemonía y la estabilidad de toda Europa, pero nunca va a acabar con nuestra familia, por suerte no estamos tan divididos y enfrentados como nuestros respectivos países, rezamos todos los días para que estéis todos sanos y salvos y que todo esto acabe lo antes posible para poder volver a estar todos tranquilos y que no tengamos que tener que pasar tantas penurias y miedos.
Nos sentimos muy apenados por lo que le está pasando a nuestra familia de Londres, nos han llegado noticias de John, nos cuenta que la tía Juliett está muy enferma, tiene tuberculosis, esperamos que se recupere lo antes posible. Nos ha dejado anonadados lo que nos han escrito nuestros familiares de Nueva York, al parecer, los ataques marítimos de nuestro país al Lusitania, les ha afectado gravemente, no solo porque eso haya supuesto la entrada de su país en la guerra, sino porque les está ocasionando graves problemas e inquietudes sociales.

Cada día estamos más aterrorizados, vivimos en el caos más absoluto y cada vez está más cerca el final de la guerra que es lo único que nos consuela. En la reunión de vecinos que tuvimos anoche se comentaba que Guillermo I acababa de abdicar debido al descalabre en la Guerra y la expansión de propaganda revolucionaria. En nuestros pensamientos todos pensábamos en la vergonzosa situación porque en vez de seguir de emperador y aguantar el tipo, es un cobarde que huye a Holanda con su mujer y todo a coste de los alemanes como siempre.  Al día siguiente estábamos dando una paseo por la avenida Unter den Linden que es la principal calle de nuestra ciudad y el centro económico de mucha gente, había un ambiente perturbador entre conformismo y pasotismo reflejados en la calle. El problema era muy simple y estaba centrado en la desconfianza a los políticos y el sistema, quisimos comprar unas castañas un puesto ambulante pero al darle los marcos no los quería y solo deseaba otro objeto porque el dinero no valía prácticamente nada. Lo único que nos consolaba es comprobar por fin la retirada de los soldados de las calles, los impuestos para la guerra, el halo de terror que atemorizaba a nuestros vecinos y con todas estas situaciones llegar a la más importante el fin de la Guerra. Llega un tiempo nuevo para nosotros pero tampoco veo mucha salida a esta nueva forma de gobierno porque una República tan rápido después de haber estado con un emperador expansionista, no va a funcionar muy bien. Estamos llenos de ilusión por la nueva noticia que ha paralizado la ciudad, por fin Alemania ha firmado el armisticio que inicia una nueva era de paz y prosperidad para que Europa pueda renacer de sus cenizas. 

Se os quiere, Los Goldstein. 

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